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El bailarín swing original (5): No es lo que haces sino cómo lo haces

bailarin swing estiloswing 5

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La mayoría de nosotros sentimos algo muy fuerte cuando escuchamos una buena canción Swing, o miramos Hellzapoppin’.

Y tratamos de capturar esa sensación, la emoción que se reflejaba en el rostro de Frankie Manning siempre que bailaba (Sigue de El bailarín Swing original (4): Musicalidad)

La mayoría de bailarines modernos caen en la trampa de creer que si conoces los pasos, y tratas de copiar cómo los hace otra persona, entonces podrás transmitir la misma sensación.

Pero eso sería como mirar un mapa y una fotografía de un lugar y creer que has estado allí.

Copias y originales

Cuando recuerdo los salones de baile hace diez años, me doy cuenta de algunas cosas (muchas de las cuales también estaban en mí).

Todo esto refleja como producimos nuestro baile a partir de lo que hacen los demás, en lugar de bailar de acuerdo a como NOSOTROS sentimos la música. Quizás el espíritu de los bailarines Swing originales sea tan simple como esto: Todo lo que sabían del Swing era lo que escuchaban cuando saltaban a la pista.

Es algo tan simple y sincero como hermoso, y explica por qué la comunidad de Swing moderna, en algunos aspectos, baila de manera distinta a los bailarines originales.

Cinco pasos

Un bailarín veterano de la era Swing podía conocer solamente cinco pasos, pero podía bailar toda la noche, felizmente, con esos cinco pasos, porque sabía exprimirlos y apurar todas sus posibilidades.

Y hacía esos cinco pasos con un estilo único y personal. Si no sonaba música Swing, entonces no bailabas Swing. Y si te apetecía ser ruidoso, podías gritar, vociferar, reír o carcajearte.

Por ideal que parezca, haríamos un flaco servicio a los bailarines originales, y a nosotros mismos, si solamente les recordamos con nostalgia, creyendo que cualquier tiempo pasado fue mejor, y que ellos hacía todo mejor que nosotros. Desde luego, no es el caso.

Nuestra técnica, nuestra comprensión de las mecánicas de baile y nuestra micromusicalidad, en conjunto, supera a la de los bailarines clásicos, y muchos lo han reconocido así.

Pero también es verdad que, en nuestros tiempos, hemos adoptado y desarrollado algo sin prestar atención a su origen.

Aunque las clases, los pasos desglosados, y las figuras pueden convertirnos en grandes bailarines, el espíritu del bailarín de Swing original no emana de ahí.

No era lo que hacían, sino cómo lo hacían.

Traducido y adaptado por EstiloSwing con permiso del autor, Bobby White.

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