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Cómo mejorar tu confianza al bailar

¿Te gustaría mejorar tu confianza al bailar? En este artículo, explicamos formas de mejorar nuestra confianza cuando bailamos.

Y en realidad son principios que pueden ayudarte en otras facetas de la vida ¡porque si te cambias a tí mismo, cambiarás tu mundo!

No importa la calidad de tus movimientos o lo bien que ejecutes tus pasos. No serás un bailarín excelente salvo que transmitas confianza y autenticidad.

Y solo puedes ser auténtico... siendo tú mismo. Los mejores bailarines son aquellos que parecen estar cómodos en sus propios cuerpos. Los que realmente se entregan y parecen fluir sin demostrar dudas.

Aprende de los errores

Los errores son maestros disfrazados. Cuando pìenses que has cometido un error, deténte y pregúntate: ¿Qué acaba de suceder? ¿Cómo puedo evitar que se repita?

Si afrontas los desafíos con mentalidad de superación, no habrá sitio para el miedo. La clave del éxito radica en estar abierto al aprendizaje y al crecimiento personal.

El sabio es el que aprende de los errores, y así, los convierte en aciertos.

Cuando bailes en público procura no estresarte. Utiliza esa sensación como revulsivo para mejorar. Cuando creemos en nosotros mismos nos atrevemos a ser curiosos, a sentir lo maravilloso, a entregarnos a las experiencias.

Ahora bien, tener confianza en ti mismo no significa que seas invencible; significa que no permites que tu miedo te reprima.

¡Intentarlo es ya un éxito, con independencia del resultado!

¡Practica!

No te vamos a decir nada nuevo. Cuanto más practiques más crecerán tus habilidades y, con ellas, tu confianza. Cuando ensayas de manera regular las clases te parecerán más fáciles, comprenderás la música con menos esfuerzo, y bailar será cada vez más gratificante.

El haber hecho los deberes, te dará una inyección moral. Es imposible progresar tanto y no sentirte bien por ello. Ser constante da sus frutos.

Los resultados de todo este trabajo te proporcionarán confianza y motivación. Tendrás mucha más seguridad, cimentada en las horas de trabajo y estudio. Pero incluso aunque no obtengas los resultados esperados, el mero hecho de esforzarte por algo es digno de orgullo.

Vivimos tiempos en los que se buscan soluciones fáciles y resultados rápidos ¡Pero conquistar un arte requiere tiempo y aplicación! Por ejemplo, tocar el piano supone diez años de conservatorio. Bailar no es muy distinto en cuanto a la cantidad de conocimientos que se pueden dominar. Puedes sentirte feliz por hacer algo bello y significativo con tu tiempo.

La práctica te permitirá conocerte a ti mismo, tus puntos fuertes, tus puntos débiles. Un viejo proverbio dice que quien se conoce a sí mismo gana todas las batallas. Quedar primero en una competición, o pasar a la final de una Jack&Jill es algo trivial en comparación con esto. Practica, esfuérzate por aprender y confía en el proceso.

¡No quedará espacio para las dudas!

Recupera la inocencia

¿Recuerdas cuando comenzaste las primeras clases de baile y todo era un mundo nuevo y mágico? Intenta volver a ese estado en el que todo está por descubrir. No pienses en el baile como en una colección de pasos y esquemas. Vuelve a ser un niño, usa tu conocimiento para fluir, no para encerrarte en las fórmulas aprendidas.

Cuando te relajas y recuperas la inocencia desaparece el miedo al error. Y lo que antes llamabas "errores" se transformarán en "hallazgos felices". Nuevas oportunidades e ideas a las que responder de manera creativa. El límite lo pone tu imaginación.

Muchos pasos de baile han surgido a partir de un error, o al tratar de reproducir un movimiento diferente. No te sientas mal si algo no sale como esperas, al contrario ¡estás descubriendo algo nuevo! Algo que no descubrirías si no estuvieras captando todo con los ojos de un niño.

Donde el adulto cansado ve solamente piedras, el niño construye su universo.

Sé un actor

Este es posiblemente uno de los mayores misterios del baile. No necesitas ser una persona segura de sí misma para poder bailar con confianza. Tanto dentro como fuera del baile todos tenemos miedos, problemas y angustias. Dilemas y encrucijadas pueblan nuestros corazones.

Lo milagroso del baile es que puedes olvidar todo eso por unos instantes y ser otra persona. Literalmente, puedes interpretar a una persona diferente. Quizás esa persona sea quién eres en realidad, y cuando no bailas estás fingiendo ¿Quién sabe? A veces el yo verdadero es el que baila, y el que se levanta por las mañanas para hacer su rutina, un impostor.

En todo caso, escucha la música, escucha la letra si es posible e imagina una historia. Pregúntate ¿Qué siente está persona? ¿Qué piensa? ¿Qué desea? ¿En qué situación se encuentra? Explora los sueños y los sentimientos de esa persona, conviértete en ella. Imagina su postura, su expresión, su comportamiento.

¡Quizás decidas seguir siendo esa persona toda la vida!

Entrégate

No inhibas la amplitud de tus movimientos. Baila a lo grande, dalo todo cuando sea necesario. Los bailarines inseguros se sabotean a sí mismos realizando movimientos a medio gas, sin la suficiente energía o carácter.

Da todo lo que tienes, permítete sentirte vulnerable y exponerte. Ahora bien, darlo todo no significa que debas ejecutar todos tus movimientos con una gran energía; se trata más bien de expresar cada movimiento con lo que necesita.

Si un movimiento requiere extender un brazo, extiéndelo por completo. Si hay que agacharse, agáchate tanto como puedas. Si tienes que saltar, que tiemble el techo. Si un pasaje resulta especialmente dulce o melódico cambia tu postura, tu mirada, la cadencia de tus pasos.

Si la música acelera con un ritmo frenético, permite que invada todo tu cuerpo. Si la música se ralentiza, ralentiza tus movimientos. Cosas simples como caminar o mirar, debes realizarlas con tanta entrega como los movimientos más espectaculares y compuestos.

No imites a nadie

Muchos bailarines emulan a sus ídolos porque tienen miedo de buscarse a sí mismos. Encuentran seguridad en la imitación. Verás clones de bailarines conocidos en muchas partes; la imitación llega a veces a copiar también el vestuario y la estética de esos bailarines.

Esto no solamente hace que su baile parezca una copia descafeinada. También supone sacrificar el brillo de su auténtico estilo.

La tentación es fuerte, y sin duda que tendremos que imitar a otros durante mucho tiempo hasta que aflore nuestro verdadero estilo. Pero pasado ese punto, deberemos encontrar nuestra propia voz.

Esto nos hará sentir tan cómodos que nos será imposible no transmitir confianza al bailar.

Atrévete a ser diferente

Hay algo de lo que debes convencerte para reforzar tu confianza cuando bailes. Y es que en lo que al baile respecta (y en otras formas de arte), no existe lo "correcto" y lo "incorrecto".

Por supuesto que existe una parte técnica que no debemos despreciar. La técnica y los fundamentos son los que liberan nuestras posibilidades creativas, como bien nos explicó Jamin Jackson en esta entrevista. De esta parte nos ocupamos las escuelas que honramos la tradición de los bailes Swing.

Pero cuando se domina la técnica y hablamos del estilo personal... no trates de imitar a nadie ¡Tú eres tú!

A veces se dice que el estilo nace de las limitaciones; algunos somos mejores en ciertos movimientos o elementos del baile que en otros. Esto es debido a distintos condicionantes, desde los antropométricos (nuestra constitución, anchura de hombros, longitud de extremidades, peso, altura, etc.) a los psicológicos (nuestra manera de sentir la música, nuestros gustos estéticos, nuestra educación musical, etc.). Con el entrenamiento se pueden mejorar o modificar algunas cosas, pero hasta cierto punto.

Ejerce tu derecho a ser diferente. Si no tratas de parecerte a nadie y aceptas lo que te hace único, no tendrás dudas. Estás en tu derecho de ser original.

¡Y ser original es simplemente aceptar quién eres de verdad!

Conclusión

Si te sientes inseguro sobre tu baile, no te compares con otros. Esto produce ansiedad, o la impresión de que no eres lo suficientemente bueno.

En lugar de eso, toma las riendas. Solamente tú tienes el control sobre tu crecimiento. Solo tú pones el límite a lo que eres capaz de hacer.

No dejes que los “otros” decidan por ti. Lo peor que puedes hacer no es fracasar, sino no intentarlo. Piensa en las cosas que has perdido porque tus miedos o tus inseguridades te han detenido. Arriésgate, cree en ti mismo y demuéstrate lo que vales. Ser tú mismo en un mundo que trata continuamente de convertirte en otra cosa, es el mayor de los logros.

Bailar con confianza consiste principalmente en creer en ti mismo.

Y aunque no te conozcamos ¡creemos en ti!

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