Franquismo

Los primeros años de la dictadura de franco fueron germanófilos y existía aversión hacia lo extranjero. Se enfatizaba el folclore y la idiosincrasia étnica española como forma de unir el país.

Por ello se emprendió una cruzada contra el Swing y el Jazz, y en la revista de música clásica “Ritmo” de la época se describía el Jazz como: “una música de negro nacida de las selvas americanas”.

Lo siguiente es una una ordenanza real que envió a las radios la delegación nacional de propaganda, y decía:

España es un pueblo eminentemente musical, enérgico y limpio en sus sentimientos colectivos, y no ha de dejarse ganar, ni transitoriamente, por la desconcertada algarabía de un Jazz sin justificación artística alguna, ni tampoco por el insinuante reptar de unas melodías que, en su ondulante dejadez, parecen no tener otra finalidad que la de remover ocultos pozos del subconsciente, secos en nosotros, gracias a Dios, por el luminoso sol meridional y latino que para la eternidad cristiana ha forjado a luz y a fuego.

Pero en el año 1945 se invirtieron las tornas, porque ganaron la segunda guerra mundial los aliados y entonces Franco comenzó a mirar al bloque occidental aliado. La estrategia de supervivencia franquista en el nuevo contexto internacional fue promover la cultura de EE.UU. y se pasó de criticar y denostar al Jazz considerándola una música de negros y selvática, a considerarla, más inofensivamente, “la música de los negritos”.

Por lo tanto, el régimen franquista basó sus diferentes actitudes frente al Jazz en la adecuación geopolítica, y justificó según conveniera el desprestigio o reconocimiento de esta música.

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